Esta novela resultó ganadora en su momento del Premio Baltasar Porcel, en Andratx.
Su descripción en librerías dice más o menos esto: «Una chica desaparecida después de una pelea doméstica. Todo apunta a la culpabilidad de su pareja. Las pruebas son claras. No hay muchas más opciones, pero algo no termina de encajar y Helena, una adolescente que ha tomado cariño a la chica desaparecida, decide investigar el asunto. A partir de ese momento, los indicios se convierten en evidencias, las evidencias en pruebas y, de algún modo, las pruebas en patadas en el culo, sin que sea fácil decidir quién las dará ni quién va a recibirlas.Una historia policiaca con algo más que intriga. Una historia de intriga con mucho más que humor, y un inquietante misterio.»
Posiblemente sea una de las novelas que he escrito que más me cueste encajar en una categoría concreta, puesto que intentaba ser una novela que ayudase al público más joven a acercarse a la novela negra. Como siempre sucede, su destino fue por otros derroteros, pero si se me pregunta la considero muy adecuada para el público más joven. No en vano vano, repasé y modifiqué entonces la trama con el consejo y colaboración de una de mis sobrinas, a quien dedico la obra.
El resultado, creo, es una novela fundamentalmente divertida, en la que el título refleja perfectamente los pasos que siguió la investigación de un caso de desaparición, tras posible violencia doméstica.
Como curiosidad, porque para mí es casi increíble, no he recibido hasta el momento ni una sola crítica negativa sobre esta historia, cuya única pretensión es entrener a quien se acerque a ella y aproximara los más jóvenes a la lectura.
Se puede encontrar aún en La Casa del Libro
Y en muchas, muchas librerías más.